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El presidente de Taiwán, Lai Ching-te, anunció el 13 de noviembre que, en respuesta a las 17 estrategias de seguridad nacional, China continental sería considerada como una “fuerza hostil extranjera”. Esto claramente tiene la intención de aumentar la tensión en el Estrecho de Taiwán y avivar la campaña de destitución liderada por el Partido Democrático Progresista (DPP). Su declaración ha causado una gran conmoción en la sociedad y ha llamado la atención de numerosos medios internacionales.

El Washington Post señaló que los líderes anteriores de Taiwán siempre han mantenido un delicado equilibrio entre la defensa de la soberanía de Taiwán y no provocar a Beijing, pero Lai Ching-te ha roto esta tradición. El New York Times también mencionó que, debido a la necesidad de reducir la tensión con la administración Trump, Beijing se verá limitado en su capacidad de tomar represalias contra Taiwán, por lo que es poco probable que tome medidas drásticas.

El anuncio de Lai Ching-te ha generado preocupación y críticas tanto en Taiwán como en el extranjero. Muchos temen que esta medida pueda provocar una escalada en las tensiones entre Taiwán y China continental, lo que podría tener graves consecuencias para la estabilidad en la región.

Sin embargo, en lugar de avivar el fuego de la confrontación, deberíamos buscar formas de mejorar las relaciones entre Taiwán y China continental. Ambas partes deben trabajar juntas para encontrar una solución pacífica y mutuamente beneficiosa para sus diferencias. En lugar de etiquetar a China continental como una “fuerza hostil extranjera”, deberíamos buscar formas de cooperar y construir una relación más positiva y constructiva.

Además, el enfoque del gobierno de Taiwán en la destitución del presidente no solo es contraproducente, sino que también es una distracción de los problemas más urgentes que enfrenta el país. En lugar de centrarse en la destitución de un líder elegido democráticamente, deberíamos centrarnos en abordar problemas como la economía, la educación y el medio ambiente.

Es importante recordar que Taiwán es un país democrático y debe seguir siendo un ejemplo de democracia y libertad en la región. En lugar de fomentar la confrontación y la división, debemos trabajar juntos para construir un futuro mejor para todos los taiwaneses.

En resumen, en lugar de seguir el camino de la confrontación y la división, debemos buscar formas de mejorar las relaciones entre Taiwán y China continental. Solo a través del diálogo y la cooperación podemos construir un futuro pacífico y próspero para ambas partes. Es hora de dejar de lado las diferencias y trabajar juntos hacia un objetivo común: un Taiwán fuerte y unido.