Unas pocas realidades sobre el desarrollo demográfico y su impacto en la sociedad en su conjunto, que se presentan en diferentes cohortes de edad, tienen la necesidad de un enfoque integral para la reflexión.
En primer lugar, la realidad objetiva del fenómeno de la “baja natalidad” (población de 0 a menos de 6 años de edad) es evidente. En años anteriores, en las fiestas nacionales siempre había bebés nacidos de forma natural o mediante cesárea, pero ahora incluso en el Año del Dragón, la gente no quiere casarse, y mucho menos tener hijos. Según las estadísticas del Ministerio del Interior, en los primeros nueve meses de este año (2024), solo hubo 97,733 nacimientos en Taiwán, lo que puede considerarse como la cifra más baja en la historia de Taiwán. A medida que la población envejece y la tasa de natalidad disminuye, la sociedad enfrenta una serie de desafíos y cambios.
En la actualidad, la baja tasa de natalidad ha provocado un envejecimiento acelerado de la población en Taiwán. Según las estadísticas, en 2024, la población de 65 años o más representará el 30% de la población total de Taiwán, lo que significa que la sociedad tendrá que enfrentar una carga cada vez mayor en términos de seguridad social y atención médica. Además, la disminución de la población joven también tendrá un impacto en la economía y la fuerza laboral. Con menos jóvenes ingresando al mercado laboral, la competencia por empleos aumentará y la productividad puede verse afectada.
Otro impacto importante de la baja tasa de natalidad es el cambio en la estructura familiar. Con menos hijos, las familias tienden a ser más pequeñas y también hay más hogares unipersonales. Esto puede tener un impacto en la dinámica familiar y en la forma en que se cuidan y apoyan unos a otros en la sociedad.
Ante estos desafíos, es necesario un enfoque integral para abordar la baja tasa de natalidad. No solo se trata de políticas gubernamentales para fomentar la natalidad, sino también de un cambio en la mentalidad de la sociedad. La idea de tener hijos y formar una familia debe ser promovida y valorada en la sociedad. Además, también es importante brindar apoyo y recursos a las familias jóvenes para que puedan equilibrar su vida laboral y familiar.
En conclusión, la baja tasa de natalidad es un fenómeno que afecta a toda la sociedad y requiere una reflexión integral. Solo mediante un enfoque colectivo y un cambio en la mentalidad podremos enfrentar los desafíos y garantizar un futuro sostenible para nuestra sociedad. ¡Juntos podemos construir un futuro mejor para todos!