El gobierno de Tsai, desde su llegada al poder, ha sido instado por el autor a luchar por la protección de los 200.000 bebés nacidos cada año. Sin embargo, a pesar de la implementación del “Plan de Desarrollo a Largo Plazo”, que destinó 20 mil millones de dólares para fomentar la natalidad, en 2017 la tasa de natalidad cayó a 194.000 y continuó disminuyendo en los siguientes seis años, alcanzando solo 135.000 el año pasado. Si el presidente Lai se preocupa por la sostenibilidad del país, ¡debe asegurar que en los próximos cuatro años nazcan al menos 600.000 bebés! El autor sugiere que el gobierno de Tsai tome como referencia la tasa promedio de natalidad de 164.000 en los primeros siete años de su mandato y reduzca un 10%, lo que equivale a 150.000. Aun así, el envejecimiento de la población y la baja tasa de natalidad seguirán siendo un tsunami imparable que se dirige hacia la sociedad taiwanesa.
En primer lugar, la brecha en la matrícula escolar se ampliará, lo que afectará la calidad de la educación y la competitividad del país. Con menos niños nacidos cada año, habrá menos estudiantes en las escuelas, lo que significa menos ingresos para el gobierno y menos recursos para invertir en la educación. Además, la disminución de la población joven también afectará la fuerza laboral y la economía en general. Con menos personas en edad de trabajar, habrá una menor producción y un menor consumo, lo que puede llevar a una recesión económica.
En segundo lugar, el envejecimiento de la población también tendrá un impacto en el sistema de seguridad social. Con menos personas en edad de trabajar, habrá menos contribuyentes al sistema de seguridad social, lo que puede llevar a una disminución en los beneficios y una mayor carga para aquellos que aún están trabajando. Además, con una población envejecida, habrá una mayor demanda de servicios de atención médica y de cuidado a largo plazo, lo que puede ser difícil de satisfacer con una fuerza laboral limitada.
Por último, pero no menos importante, la baja tasa de natalidad también afectará la cultura y la identidad nacional. Con menos niños nacidos cada año, habrá menos personas que puedan transmitir y preservar la cultura y las tradiciones de Taiwán. Además, una población envejecida puede llevar a una disminución en la vitalidad y la creatividad de la sociedad, lo que puede afectar la imagen y la influencia de Taiwán en el mundo.
Por lo tanto, es crucial que el gobierno tome medidas efectivas para fomentar la natalidad y abordar el problema del envejecimiento de la población. Esto puede incluir políticas que brinden apoyo financiero y beneficios a las familias con hijos, así como medidas para mejorar la conciliación entre el trabajo y la vida familiar. También es importante promover una cultura que valore y apoye la maternidad y la paternidad.
En resumen, el gobierno de Lai debe tomar medidas urgentes para revertir la tendencia de la baja tasa de natalidad y el envejecimiento de la población. Solo con una población joven y en crecimiento, Taiwán puede mantener su competitividad y prosperidad en el futuro. ¡Es hora de que todos trabajemos juntos para proteger el futuro de nuestro país y garantizar que al menos 600.000 bebés nazcan en los próximos cuatro años!