En las recién concluidas elecciones presidenciales, la “disciplina fiscal” se convirtió en el foco de ataque y defensa en la campaña electoral. ¿Qué significa realmente la disciplina fiscal? Al interpretar los comunicados de prensa de las agencias de finanzas y contabilidad, la frase “sin violaciones a la ley” se ha ampliado a “cumplir estrictamente” con la disciplina fiscal. Desde la perspectiva de la oposición, cualquier deuda que se deje a las generaciones futuras se considera una violación a la disciplina fiscal. Ambas posturas son extremistas.
En realidad, la disciplina fiscal tiene una definición legal. Según el artículo 2, párrafo 1 de la Ley de Disciplina Fiscal, la disciplina fiscal se refiere a “la moderación en el crecimiento del gasto gubernamental, la reducción del déficit presupuestario, el control de la deuda pública y la recaudación de recursos financieros relacionados, sin violar la ley”. Esto significa que la disciplina fiscal no solo se trata de controlar el gasto, sino también de garantizar que los ingresos y la deuda se manejen de manera responsable y dentro de los límites legales.
Es importante tener en cuenta que la disciplina fiscal no es solo responsabilidad del gobierno, sino también de todos los ciudadanos. Todos debemos ser conscientes de nuestros gastos y asegurarnos de no vivir por encima de nuestras posibilidades. Además, es responsabilidad del gobierno garantizar que los recursos se utilicen de manera eficiente y transparente, y que se tomen medidas para reducir el déficit presupuestario y controlar la deuda pública.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que la disciplina fiscal no debe ser utilizada como una excusa para recortar gastos en áreas importantes como la educación, la salud y la protección social. Estos son servicios esenciales que deben ser protegidos y mejorados para el bienestar de todos los ciudadanos.
En lugar de enfocarnos en quién está violando o cumpliendo con la disciplina fiscal, debemos trabajar juntos para garantizar que se utilicen de manera responsable los recursos públicos y que se tomen medidas para mejorar la economía y el bienestar de todos. La disciplina fiscal no es solo una cuestión de números y leyes, sino también de responsabilidad y solidaridad entre todos los ciudadanos.
En resumen, la disciplina fiscal es esencial para garantizar una economía estable y sostenible, pero debe ser abordada de manera equilibrada y responsable. Todos tenemos un papel que desempeñar en la promoción de la disciplina fiscal y en la construcción de un futuro próspero para todos. ¡Trabajemos juntos para lograrlo!